domingo, 15 de septiembre de 2013

ÍNDICE.

CAPÍTULO 3.



3 1Mirad, yo envío un mensajero a prepararme el camino. De pronto entrará en el santuario el Señor que buscáis; el mensajero de la alianza que deseáis, miradlo entrar -dice el Señor de los ejércitos- 2¿Quién resistirá cuando él llegue?, ¿quién quedará en pie cuando aparezca? Será fuego de fundidor, lejía de lavandero: 3se sentará como fundidor a refinar la plata, refinará y purificará como plata y oro a los levitas, y ellos ofrecerán al Señor ofrendas legítimas. 4Entonces agradará al Señor la ofrenda de Judá y Jerusalén, como en tiempos pasados, como en años remotos. 5Os llamaré a juicio, seré testigo exacto contra hechiceros, adúlteros y perjuros, contra los que defraudan al obrero de su jornal, oprimen a viudas y huérfanos y atropellan al emigrante sin tenerme respeto -dice el Señor de los ejércitos-. 

Diezmos y cosechas 

6Yo, el Señor, no he cambiado y vosotros, hijos de Jacob, no habéis acabado. 7Desde los tiempos de vuestros antepasados os apartáis de mis preceptos y no los observáis. Volved a mí y volveré a vosotros -dice el Señor de los ejércitos-. Objetáis: ¿por qué tenemos que volver? 8-¿Puede un hombre defraudar a Dios como vosotros intentáis defraudarme? Objetáis: ¿En qué te defraudamos? -En los diezmos y tributos: 9habéis incurrido en maldición, porque toda la nación me defrauda. 10Traed íntegros los diezmos al tesoro del templo para que haya sustento en mi templo; haced la prueba conmigo -dice el Señor de los ejércitos- y veréis cómo os abro las compuertas del cielo y derrocho sobre vosotros bendiciones sin cuento. 11Os expulsaré la langosta para que no os destruya la cosecha del campo ni os despoje los viñedos de las fincas -dice el Señor de los ejércitos-. 12Todos los pueblos os felicitarán, porque seréis mi país favorito -dice el Señor de los ejércitos-. 

La justicia de Dios 

13Dice el Señor: Vuestros discursos son insolentes contra mí. Objetáis: ¿en qué te ofenden nuestras palabras? 14Porque decís: «No vale la pena servir a Dios, ¿qué sacamos de guardar sus mandamientos y de andar enlutados ante el Señor de los ejércitos? 15Tenemos que felicitar a los arrogantes: los malvados prosperan, tientan a Dios impunemente».
16Así comentaban entre sí los fieles del Señor, el Señor atendió y lo oyó. Ante él se escribía un libro de memorias: «Fieles del Señor que estiman su nombre». 17Dice el Señor de los ejércitos: el día que yo actúe, ellos serán mi propiedad; los perdonaré como un padre al hijo que le sirve; 18entonces veréis la diferencia entre buenos y malos, entre los que sirven a Dios y los que no le sirven.
19Mirad que llega el día, ardiente como un homo, cuando arrogantes y malvados serán la paja: ese día futuro los abrasaré y no quedará de ellos rama ni raíz -dice el Señor de los ejércitos.
20Pero a los que respetan mi nombre los alumbrará el sol de la justicia que cura con sus alas. Saldréis saltando como terneros del establo; 21pisotearéis a los malvados, que serán como polvo bajo la planta de vuestros pies, el día que yo actúe -dice el Señor de los ejércitos.

Vuelta de Elías (Eclo 48,9-10; Mt 11,15)

22Recordad la Ley de Moisés, mi siervo, los preceptos y mandatos para todo Israel que yo le encomendé en Monte Horeb. 23y yo os enviaré al profeta EIías antes de que llegue el día del Señor, grande y terrible: 24reconciliará a padres con hijos, a hijos con padres, y así no vendré yo a exterminar la tierra. 

Explicación.

3,1 Este verso plantea un problema de identificación y distinción de personajes. Veamos primero los datos en esquema: 

Yo envío              a mi mensajero
Vendrá a su templo el amo
que buscáis
el mensajero de la alianza que deseáis.

A primera vista parecen intervenir dos personajes: el soberano que envía y el mensajero enviado; éste lleva tres títulos. "Mensajero": compárese con la distinción de Is 63,9. "Amo": aunque "señor" puede decirse del rey (Jr 22,18) y "palacio" del palacio real (1 Re 21,1), aquí parece referirse al "Señor" que viene a "su templo". "Mensajero de la alianza" es el mediador que lleva las negociaciones; nunca se le dio a Moisés semejante título.
Por otros datos parece preferible distinguir dos tiempos en esta profecía: primero viene el heraldo a preparar el camino (Is 40, 3; 57,14; 62,10); después vendrá en persona el buscado y deseado, que puede ser Dios mismo o el Mesías. Dios mismo: según Isaías 11, Ez 43; Ag 2,7-9 Y Mal 3,5. El Mesías: interpretando textos como Is 42,6; 49,8; 55,3, según lo lee Heb 9,15. 

3,2-3 Juicio por el fuego: Is 1,25; 4,4; Ez 22,20; Zac 13,9. En hebreo suenan muy parecidos "alianza" y "lejía", "buscáis" y "lavanderos". 

3,3-4 Sólo se mencionan ofrendas, no sacrificios. 

3,5 Responde a la queja impaciente de 2,17. Hechiceros: Ex 22,17; Dt 18,1 Os. 

3,6-12 Intermedio sobre diezmos, continuación de 1,6-14. La relación con Dios ¿se basa en la honradez o en la trampa? El texto se apoya en una paronomasia patente, Jacob / fraude, y una latente Yhwh / El que es, y no cambia, y otra leve Israel/felicitar (Dt 33, 29). Podemos parafrasear: Yo no he cambiado, os sigo amando, os prefiero a Esaú; vosotros, en cambo, no habéis acabado de hacer trampas, como vuestro padre Jacob. Pero, mientras a Esaú lo condeno, a vosotros os llamo a la conversión y os ofrezco el perdón. Yo no he cambiado, cambiad vosotros; entonces pondré fin a las maldiciones y os bendeciré. Y en la felicitación de otros pueblos sonará vuestro nombre auténtico, Israel.
La sección está planteada en puros términos de retribución a corto plazo, lo cual plantea problemas insolubles. El autor, que sabe abrirse a perspectivas escatológicas, se encierra aquí extrañamente. Tanto que, para reconciliar sus puntos de vista, hemos de apelar a la siguiente hipótesis: se trata de una prueba concreta, de un signo, como el de Gedeón (Jue 6,34-40). 

3,8 Sobre diezmos: Lv 27,30-33. 

3,10 Las "compuertas del cielo": para dar paso a las lluvias: 2 Re 7,2.19; Dt 28, 12. 

3,13-21 Empalma con el verso 5 para exponer el desenlace, utilizando el recurso dialéctico de la objeción respondida. Se puede leer sobre el fondo del Sal 73: hablan unos judíos fieles y desalentados; han servido al Señor sin ver resultados, les entra envidia de los malvados (Prov 23,17; 24,1); Dios responde haciéndolos percibir el destino de los malvados, lo errado de sus juicios. 

3, 14 Véase la objeción de los ayunantes en Is 58,3s. "Enlutados" en señal de penitencia: 2 Sm 19,25; Sal 35,13. 

3,15 "Felicitamos": como volviendo del revés el Sal 1. 

3,16 El libro en que se registran las acciones y se abrirá en el juicio: Dn 7,10. 

3,17 -18 Forma inclusión temática con 1, 6: unos sacerdotes desprecian a Dios negándole el respeto que le deben como hijos y siervos; 17: Dios perdona al que respeta su nombre, al hijo que le sirve (Sal 103,10-14)
3,19-21 Expone la diferencia de destinos con mediana coherencia de imágenes y por un sistema de oposiciones. Podemos imaginar un día en que se enciende una gran fogata para quemar en ella lo nocivo e inútil; después adviene otro día, amanece un sol liberador y restaurador; los inocentes pueden salir, libres y gozosos, a disfrutar del sol y la libertad; los opresores ya no son más que polvo bajo sus pies. Y no se enuncia el ocaso. Entre las oposiciones hay que señalar: obrar mal/respetar mi nombre; opone a las obras una relación personal. 

3,20 En castellano llamamos "un sol de justicia" al que abrasa y quema: lo contrario de lo que pretende Malaquías. El sol con alas, porque atraviesa el cielo, y ministro de justicia, porque lo ve todo, pertenece a las imágenes religiosas de Asiria y Babilonia. 

3,22-24 El mismo autor o uno posterior pensó que la noticia de 3,1 merecía un desarrollo especial. Así, al final de los libros proféticos se reúnen Moisés y Elías, la ley y la profecía, en buen concierto; hasta que se reúnan en el monte de la transfiguración como testigos fehacientes del Mesías (Mt 17,1-12 par). La tarea de Moisés es proclamar la ley; convertir el corazón le toca al profeta. La leyes un recuerdo, la profecía una esperanza. Moisés no volverá, Elías sí. La especulación sobre la vuelta de Elías se alimenta del relato de su rapto celeste (2 Re 2) y de esta nota de Malaquías. Ben Sira recoge la leyenda como cosa aceptada (Eclo 48,9s), y los evangelios explican su sentido (Mt 11,15; 17,10).
La tarea de Elías será reconciliar las generaciones divididas para que la tierra no sea destruida. El final de Malaquías se destaca de su contexto con valor permanente.

CAPÍTULO 2.



2 1Y ahora os toca a vosotros, sacerdotes: 2Si no me obedecéis y no os proponéis honrarme -dice el Señor de los ejércitos- os enviaré mi maldición; maldeciré vuestras bendiciones, las maldeciré porque no hacéis caso. 3Mirad que os arranco el brazo y os arrojo basura a la cara; la basura de vuestras fiestas... 4Entonces sabréis que yo os envié este mensaje, mientras duraba mi alianza con Leví -dice el Señor de los ejércitos-. 5Mi alianza con él era de vida y paz; se la di, para que me temiera, respetara y acatara.
6Una doctrina auténtica llevaba en la boca y en sus labios no se hallaba maldad; se portaba
conmigo con integridad y rectitud y apartaba a muchos de la culpa. 7Labios sacerdotales han de guardar el saber y en su boca se busca la doctrina, porque es mensajero del Señor de los ejércitos. 8pero vosotros os apartasteis del camino, hicisteis tropezar a muchos con vuestra instrucción, invalidasteis la alianza con Leví -dice el Señor de los ejércitos-. 9Pues yo os haré despreciables y viles ante todo el pueblo, por no haber seguido mis caminos y haber sido parciales en vuestra instrucción. 

Justicia y lealtad 

10¿No tenemos todos un solo padre?, ¿no nos creó un mismo Dios?, ¿por qué uno traiciona a su hermano profanando la alianza de nuestros padres? 11IJudá traiciona, en Jerusalén se cometen abominaciones; Judá ha profanado el santuario que el Señor ama y se ha casado con la hija de un dios extranjero. 12Excluya el Señor de las tiendas de Jacob, de los que traen ofrendas al Señor de los ejércitos, a quien tal hace, incita o responde.
13y hacéis otra cosa: cubrís el altar del Señor de lágrimas, llantos y lamentos, porque no se fija en vuestra ofrenda ni la acepta de vuestras manos. 14Preguntáis por qué; porque el Señor dirime tu causa con la mujer de tu juventud, a la que fuiste infiel, aunque era compañera tuya, esposa de alianza. 15Uno solo los ha hecho de carne y espíritu, ese uno busca descendencia divina; controlaos para no ser infieles a la esposa de vuestra juventud. 16Pues el que aborrece y repudia -dice el Señor, Dios de Israel- cubre su vestido de violencia -dice el Señor de los ejércitos-. Controlaos y no seáis infieles. 

Juicio de purificación 

17Con vuestras palabras cansáis al Señor. Objetáis: ¿por qué lo cansamos? -Porque decís que el que obra mal agrada al Señor y que él se complace en tales hombres, y que ¿dónde está el Dios justo? 

Explicación.

2,1-9 Otras funciones sacerdotal es son bendecir y enseñar. Como antes se contraponía su conducta a la de los paganos, así ahora se contrapone a la de antecesores ilustres en el cargo. 

2,2 Bendición significa aquí la acción de bendecir. Tarea levítica según Nm 6,22-27. Según Malaquías, los sacerdotes quedarán incapacitados para bendecir, su bendición se tornará maldición. Lo contrario del caso de Balaán (Nm 23,11s.25s; 24,10-13.) 

2,3 La expresión es enérgica y parece tomada de la práctica litúrgica. El brazo o pernil del animal sacrificado se menciona en Nm 6,19 y Dt 18,3; los intestinos con los excrementos, en Lv 4,11; 8,17; Nm 19,5. Al recibir la víctima indigna o de manos indignas, el Señor les arroja el pernil y los rocía con el excremento. Algunos lo interpretan del brazo de los sacerdotes, según Job 31,22.
Fuertes, pero no tan brutales, son las expresiones de Is 1,10-20 Y Am 5,21. 

2,4 Con Leví: no con Aarón (Lv 8 y 21) o Sadoc (Ez 44,15) Compárese con Nm 25,12s. 

2,5-6 La alianza promete y exige. Las "instrucciones" solían ser respuestas a consultas (cfr. 1 Sm 1,17) o solución de casos legales (Dt 17,8-13. La función de convertir, aunque no se cita en otros lugares, va implícita en la de predicar. Daniel se la asigna a los doctores (Dn 12,3).

2,7 Se remonta a un principio general. El "saber" tiene aquí un campo extenso, pues su objeto puede ser Dios y su voluntad (Os 4,1-6; 6,6; Is 11,10) El sacerdote llega a tener funciones proféticas, según el título, que coincide con el de Ageo (1,13). 

2,8 Hacer tropezar o escandalizar es lo contrario de convertir. 

2,9 La parcialidad supone casos que implican a varias personas y equivale muchas veces a corrupción: véanse Prov 6,35; 28,21; Job 13,8.10.

2,10-16 El autor da a la paternidad divina su dimensión vertical y horizontal: deberes de los hijos con el padre, de los hermanos entre sí. 
Dadas las dificultades del texto, pienso que el mejor modo de entenderlo es fijarse en la imbricación entre matrimonios mixtos y divorcios. El autor parece preocupado por su relación. Había judíos que repudiaban a la mujer judía, esposa de juventud, para casarse con una extranjera, por amor o conveniencia. Retener las dos era arduo por razones económicas y sociales. Examinemos los casos. 

2,10-12 Como el Señor es padre del pueblo judío, así el dios extranjero es padre de las extranjeras (cfr. Jr 2,27); casarse con ella era emparentar con la divinidad extranjera: Dt 7,3-5 prohíbe los matrimonios mixtos por sus consecuencias, Malaquías los considera profanación. Sobre el asunto dista mucho la amplitud antigua (Abrahán, Moisés, David ... ) del rigorismo de Nehemías (Neh 13); Malaquías va con los últimos y provoca una pregunta: si un solo Dios ha creado a los judíos, ¿no ha creado a todos los hombres? El argumento se vuelve contra el exclusivismo. El autor parece enfocarlo de otra manera. El dios extranjero no ha creado a los judíos ni a la extranjera, aunque ella lo adopte como padre; el judío que se casa con ella
reconoce una paternidad falsa o espúrea, traiciona al propio Dios y a la propia familia. El autor califica el hecho de traición o deslealtad al hermano, a la alianza, y de profanación del santuario. 

2,10 Un solo padre es Jacob; pero puede decirse de Dios. 

2,11 Se podría leer el relativo como causal, "porque se enamora .." 

2,12 Equivale a excomunión. 

2,13 Segundo caso. El llanto puede ser metafórico: suena a devoción y es queja injustificada.

2,14 En vez de "di rime" , otros leen "fue testigo", de la alianza matrimonial. Esposa de juventud: Dt 24,1; Is 54,6; Prov 2,17; 5,15-19; EcI 9,9.
Sobre ese verso sólo puedo ofrecer conjeturas plausibles. Me apoyo en tres textos: Gn 1,27 con 2,23 hombre y mujer; Gn 6,2 "mi aliento"; Jr 31 ,27 semilla/descendencia. Y propongo lo siguiente. El que es uno los ha creado a los dos, los ha hecho de la misma carne y espíritu; ese uno quiere que la pareja crezca y se multiplique, quiere que tengan simiente "abundantísima" o simiente que Dios adopta como hijos. Los hijos bastardos, que nacen a causa de matrimonios mixtos o divorcios, no cumplen el designio de Dios. Por eso el hombre debe controlarse con su conciencia o controlar su pasión. 

2,17-3,5 Hay grupos que por la prueba o el castigo pueden ser purificados, perdonados y restablecidos en su puesto; otros, de dentro o de fuera, han de ser eliminados. Un mismo fuego sirve para acendrar la plata y abrasar la paja. Esto es doctrina tradicional, que se puede aplicar a la historia y a la escatología (Is 1,21-26; Ez 22,18-22). El texto de Malaquías se inclina hacia la escatología. 

2,17 Es la gran tentación de una religión concebida primariamente en términos de retribución, de bendiciones y maldiciones por la observancia o inobservancia de los mandatos (p. ej. Sal 37 y 73 Y el libro de Job). El enunciado es una inversión de valores: lo que decía Is 5,20 aplicado a Dios; un desmentir la enseñanza de Sal 11,5. Parece un grito desesperado de judíos que siguen sujetos al poder de Persia.

CAPÍTULO 1.



1 1Oráculo. El Señor dirigió la palabra a Israel por medio de Malaquías. 

Amor de Dios y elección 

2Dice el Señor: «Yo os amo». Vosotros objetáis: «¿En qué se nota que nos amas?». Oráculo del Señor: ¿No eran hermanos Jacob y Esaú? Sin embargo, amé a Jacob 3y odié a Esaú, reduje sus montes a un desierto, su heredad a majadas de la estepa. 4Si Edom dice: «Aunque estemos deshechos, reconstruiremos nuestras ruinas»; el Señor de los ejércitos replica: «Ellos construirán y yo derribaré. Y los llamarán Tierra Malvada, Pueblo de la Ira Perpetua del Señor». 5Cuando vosotros lo veáis con vuestros ojos, diréis: «La grandeza del Señor desborda las fronteras de Israel». 

Delitos cúlticos (Lv 22,17-25) 

6«Honre el hijo a su padre, el esclavo a su amo». Pues si yo soy padre, ¿dónde queda mi honor?; si yo soy dueño, ¿dónde queda mi respeto? El Señor de los ejércitos os habla a vosotros: «¡Sacerdotes que despreciáis mi nombre!». Objetáis: «¿En qué despreciamos tu nombre?».
"Traéis a mi altar pan manchado y encima preguntáis: «¿Con qué te manchamos?». Con pretender que la mesa del Señor no importa, 8que traer víctimas ciegas no es malo, que traerlas cojas o enfermas no es malo. Ofrecédselas a vuestro gobernador, a ver si le agradan y os congraciáis con él-dice el Señor de los ejércitos-. 9Eso traéis, y ¿os vais a congraciar con él? Pues bien, dice el Señor de los ejércitos, aplacad a Dios para que os sea propicio. 10Ojalá alguien de vosotros os cerrara las puertas, para que no enciendan mi altar sin razón. Vosotros no me agradáis y no acepto la ofrenda de vuestras manos -dice el Señor de los ejércitos-.
11De levante a poniente es grande mi fama en las naciones, y en todo lugar me ofrecen sacrificios y ofrendas puras; porque mi fama es grande en las naciones -dice el Señor de los ejércitos-. 12Vosotros, en cambio, la profanáis cuando decís: «La mesa del Señor está manchada y su comida no vale la pena». 13Decís: «¡Qué fatiga!», y resopláis encima -dice el Señor de los ejércitos-. Me traéis víctimas robadas, cojas, enfermas, y ¿voy a aceptarlas de vuestras manos? -dice el Señor-. 14Maldito el embustero que tiene un macho en su rebaño y ofrece una víctima castrada al Señor. Yo soy el Gran Rey y mi nombre es respetado en las naciones -dice el Señor de los ejércitos-.

Explicación.

1,1 El primer verso es una concentración de anomalías. Se categoriza como "oráculo" (contra paganos, como Zac 9,1 Y 12,1). "Palabra del Señor a Israel": sin el verbo acostumbrado; dando a los judíos el nombre ideal de Israel. Mal'aky: si la i final se toma como adjetival, resulta: "mensajérico, embajadórico"; si se toma como abreviatura de Yhwh, el nombre es inusitado; si lo tomamos como nombre de oficio, hace sentido: el profeta se ha llamado sucesivamente vidente, profeta, heraldo, mensajero. 

1,2-5 El primer oráculo es una palabra de aliento (Is 50,4), una declaración de amor (Os 2 y 11). Lo extraño es que el amor se demuestre en el odio y rechazo de un tercero, en la ira que descarga sobre otro. Pues la bina amar / odiar no equivale aquí a preferir (como en Dt 21,15-17; cfr. Gn 4,5), ya que el odio se expresa en la ira y decide "derribar".
La solución la obtenemos aplicando un principio general al caso histórico y típico de Edom. Un padre se enfada con quien maltrata a su hijo, lo rechaza cuando ataca y más si el agresor se ensaña; si no lo hiciera, no amaría a su hijo. Ahora consideremos la conducta histórica de Edom: fue el vecino aprovechado y despiadado en la desgracia de Judá (Abd y Sal 137), se ensañó con su hermano (Am 1,11; véanse también Jr 49,7-22 y Ez 35). Además Edom puede representar el papel escatológico de la hostilidad final y el castigo definitivo (Is 34). A ese Edom y para defender a los judíos, lo detesta y derriba el Señor. Con todo, Pablo cita el texto en sentido de preferencia (Rom 9,10-13). 

1,3 Sus montes son las montañas de Seír: Jos 24,4; la desolación es dato tópico (Jr 9,10; 23,10, etc.). 

1,4 Al desafío de Edom (inspirado en Is 9,9), responde el Señor con su amenaza, retorciendo "Seír" en "Maldad". 

1,5 La acción justa de Dios manifiesta su "grandeza" y provoca el reconocimiento: véanse Sal 63,12; 64,10; 58,12 etc. Se manifiesta su grandeza (Sal 126,2). 

1,6-14 El segundo oráculo es una gran denuncia de delitos cúlticos, también en estilo dialogado. Sobre el culto se expresaban con frecuencia los profetas y otros textos. Planteaban su sentido como tensión entre culto y justicia. No así Malaquías, sino que se encierra en el recinto cúltico y plantea el problema en términos de relación personal con el Señor: qué actitudes revelan las prácticas del culto, cómo reacciona la persona a quien se obsequia de tal modo. Más grave si esa persona es padre, amo, rey, y si le obsequian mejor en otras partes.
¿Por qué esa concentración en el culto, compartida con Ageo y el Cronista? -Porque el templo y su culto llegó a ser principio de identidad de un pueblo pobre y sometido, sin autonomía política ni fuerza militar. La relación personal va a abrirse paso incluso en fórmulas sintácticas inesperadas. Algunos rasgos irónicos animan esta sección. 

1,6 Véase el precepto del decálogo (Dt 5,16 Y también 21,18-21). Dios es padre del pueblo (Ex 4,22s; Dt 32,19; Is 1,2; Jr 3,4; Os 11,1); el Señor es comparado a un amo (Sal 123). 

1,7 Para los "panes presentados": Ex 37,10-16; 40,23; véase también Lv 21,6 sobre funciones sacerdotales. Por analogía, también el altar de los sacrificios es mesa del Señor. 

1,8 Véase la legislación de Lv 22,19.21-25; Nm 6,14; 19,2; Ez 45,23. 

1,10 "Sin razón" o en vano, con sacrificios que no serán aceptados. 

1,11 Que la fama o el nombre del Señor sea conocido y respetado fuera de Israel no es idea ajena a los profetas, y está presupuesta en textos narrativos (Jos 2,9-12; 5,1); se lee en algunos salmos (76,11-13; 83,19; 99,1 etc) y se repite en las escatologías proféticas. En cambio, extraña mucho oír que en todas partes se ofrecen "sacrificios puros" y que el Señor los acepta. Suena como el extremo contrario de la centralización del culto (Dt 12). Los judíos de la diáspora no ofrecían sacrificios legítimos en sus lugares de residencia; las prácticas de Samaría y Elefantina eran cismáticas. El verso que comentamos relativiza el valor del templo y el altar de Jerusalén y da a entender que muchos sacrificios de paganos los acepta el Señor. Tal universalismo extraña en el presente libro, por lo cual algunos lo consideran adición. Los antiguos cristianos y el concilio de Trento lo aplicaron como profecía a la eucaristía. 

1,13 "Resoplar": quizá en gesto de desprecio. Los sacerdotes actúan como funcionarios descreídos y desganados, a quienes no importa lo que hacen. 

1,14 Gran Rey o Emperador es título divino excepcional (Sal 48,3).

sábado, 14 de septiembre de 2013

EL LIBRO.

              Es característico del libro el uso del diálogo del profeta con los oyentes, en tres fases: enunciado - objeción - respuesta confirmando. El procedimiento está quizá imitado de la práctica judicial. Está bastante influido por el Deuteronomio.

             Los comentaristas suelen dividir el libro en cinco o seis secciones:

             a) 1,2-5 El amor de Dios: Jacob y Esau o judíos y edomitas.

             b) 1,6-2,9 Reprocha a los sacerdotes su mezquindad en el culto.

            c) 2,10-16 Matrimonios mixtos y divorcio.

            d) 2,17-3,5 Retribución divina y juicio de purificación.

            e) 3,6-12 Diezmos y primicias y malas cosechas. 3,13-21 Retribución de buenos y malos. Concluye con dos apéndices: 3,22.23-24.

            Usa bastante la imagen de Dios padre (1,2.6; 3,17), y el tema de las relaciones familiares.

            Los anuncios de 3,1 y 3,23s están citados varias veces en los evangelios; 1,2-3 en Rom 9,13.

AUTOR Y ÉPOCA.

              Lo que nosotros tomamos por nombre propio es simple título, que significa Mensajero del Señor. Aparece en 3,1 y de ahí pasó a 1,1. El autor es desconocido. Por algunos indicios del texto conjeturamos que es del siglo V, antes de la reforma de Esdras y Nehemías, entre 480 y 450 o hacia 433-430. El templo está reconstruido y el culto funciona (1-10.12s), sacerdotes y levitas están organizados (2,3-9). Desanimado el pueblo al ver que las antiguas promesas siguen sin cumplirse, cae en la apatía religiosa y en la desconfianza. Duda del amor del Señor y su interés por el pueblo; lo cual repercute en el culto y la ética. Esa es la impresión que nos deja el breve libro; pero no sabemos si sus rasgos diseñan el cuadro entero.